Diferencia entre revisiones de «Teoría del Dinero»

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Revisión actual del 18:58 17 sep 2014

I. Fundamentos teóricos: El sistema financiero privado

El dinero

  1. Para entender el tema cambiario a cabalidad, hay que conocer la teoría del dinero, pues la tasa de cambio es un precio entre dos dineros emitidos por autoridades monetarias distintas, por ejemplo, entre el bolívar y el dólar. El tipo de cambio en Venezuela sería la cantidad de bolívares que hay que entregar para obtener una unidad de dólar. Ese precio, pues, relaciona el valor relativo de un dinero con el de otro. Y por eso es que hay que saber la teoría del valor del dinero para poder entender a cabalidad el asunto cambiario.
  2. Un enfoque histórico estilizado (a grandes rasgos) ayudará a comprender esa teoría, que es una teoría del dinero mismo. Comencemos con el momento en que se usaban monedas de valor intrínseco: el oro y la plata, por ejemplo. Estas monedas cumplían las tres funciones básicas que debe cumplir cualquier medio usado como “dinero”: ser medio de pago, reserva de valor y unidad de cuenta.
  3. Lo primero es obvio, pero es bueno explicarlo por razones posteriores de nuestro análisis: para ser dinero, esas monedas deben poder ser usadas para pagar por bienes o servicios obtenidos a cambio. Por ejemplo, para comprar una casa antiguamente en Venezuela, debían entregarse a cambio unas mil morocotas (monedas de oro del tamaño de un Fuerte, moneda grande de cinco bolívares antiguos) como medio de pago, y la persona que las recibía se consideraba satisfecho con la transacción.
  4. La segunda función también es obvia: quien vendía la casa, podía conservar esas morocotas enterradas, dentro de una vasija de barro, en el patio de su casa, o bajo el piso de la habitación principal. Eso conservaba su riqueza, pues quien lo hacía creía, como resultaba ser cierto posteriormente, que en el futuro esas monedas iban a poder comprar cosas valiosas para su satisfacción, o para la de sus sucesores de herencia.
  5. La tercera función, la de unidad de cuenta, no es tan obvia, pero es inmediata si uno lo piensa. Así como las distancias se miden en metros, que es la unidad de medida de longitud estándar, una unidad de dinero (por ejemplo un bolívar, hoy) es el medio que se usa para valorar económicamente todos los bienes y servicios económicos. Eso permite clarificar las transacciones entre agentes económicos, así como una correcta medición de un terreno, en metros, permite clarificar un acuerdo con las autoridades acerca de la propiedad de un particular.
  6. Esas monedas, además, decíamos que tenían un valor “intrínseco”. La razón es que son mercancías; bienes económicos en sí mismos: se pueden usar, por ejemplo, para hacer anillos, o adornos en general. No como un billete de dos bolívares, que no puede ser usado prácticamente para nada más que como dinero.

Dinero “endógeno”: la banca privada

  1. Esto nos lleva a el segundo paso histórico de desarrollo del dinero: el papel moneda. Pensemos en la historia del Banco Central de Inglaterra, primer banco central del mundo. Es el banco que emitió el primer papel moneda “de curso legal”, como explicaremos pronto. Pero antes de este papel moneda conocido por nosotros, como los billetes, hubo otro papel moneda: el emitido, no por bancos centrales, sino por bancos privados. En Inglaterra, por ejemplo, se dio el fenómeno de que los bancos privados empezaron a emitir “notas bancarias” (bank notes), que eran usadas por la gente como dinero. Al principio, eran certificados de depósitos de monedas de oro: la gente “guardaba” su oro en una cuenta en el banco, y a cambio de eso, el banco le daba a la persona un certificado, que empezó a circular como dinero en “representación” del “dinero real”, el oro. Cuando alguien que había recibido el certificado como medio de pago, quería hacerlo efectivo en oro, iba al banco, el cual inmediatamente entregaba el oro a cambio.
  2. Pero llegó un momento en que el banco empezó a emitir más notas bancarias que el oro que tenía. A pesar de que tenía, por ejemplo, cien monedas de oro en sus bóvedas, emitía doscientas notas bancarias, que decían, cada una de ellas “vale una moneda de oro”. La masa de dinero usado en la economía pasó a ser doscientas notas bancarias, más el oro que circulaba, que no estaba en las bóvedas del banco, que eran el “respaldo”, o “base”, “base monetaria” de las doscientas notas. Las notas “sin respaldo” pasaron a ser dinero también por la sencilla razón de que, para la gente que las usaba, cumplía con las tres funciones de dinero: servía para pagar, para contar, y como riqueza.
  3. Hasta hace muy poco, no se había podido explicar en Economía porqué esto podía ser así, y hasta se criticaba que fuera posible, pues se acusaba a los bancos de “crear dinero de la nada”, “para su propio beneficio”. Pero estudiando mejor el asunto, se ha entendido que la base de ese dinero no es el oro, sino el crédito dado por el banco, como se explica en la bibliografía citada abajo.
  4. El banco tiene un libro de contabilidad con una “cuenta T”, a la derecha de la cual coloca sus “pasivos” (sus deudas, podríamos decir), y a la izquierda sus “activos” (su poder económico, podríamos decir). Cuando una persona deposita las cien monedas de oro en el banco, este registra dos partidas en esa cuenta T: en los activos, registra el oro. En los pasivos, registra las cien notas bancarias correspondientes a esas monedas de oro.
  5. Ahora bien. ¿De dónde salen las cien notas bancarias adicionales? ¿De la nada? No. Salen de que el banco da crédito a una “persona joven emprendedora”, que va a producir bienes en el próximo período y va a pagar de vuelta la deuda en que incurre. Así que el banco hace el siguiente registro en su cuenta T: del lado de los activos coloca el crédito, por “valor” de cien monedas de oro, y del lado de los pasivos, coloca cien notas bancarias, cada una con “valor” de una moneda de oro.
  6. Lo difícil del problema para la teoría monetaria tradicional era que se hacía la pregunta de ¿cómo el banco puede crear de la nada un ahorro, y convertirlo en inversión? Ese dinero nuevo ¿no iba a crear inflación, simplemente, compitiendo por los mismos bienes que había en la economía?
  7. La respuesta es sencilla, realmente, si vemos lo esencial de la función de los bancos en la economía: hay “personas adultas”, que están dispuestas a vender lo que han producido en este período a cambio de ese dinero nuevo, sin gastarlo, dejándolo en el banco, como ahorro, para, en el próximo período, en que ya están “maduros” y sin posibilidad de producir, poder comprar los bienes que los ahora jóvenes van a estar produciendo por la inversión que han hecho.
  8. El nuevo dinero así generado no crea inflación porque no es gastado, sino ahorrado por quienes venden su producción. La mejor manera de pensar en esto es que del producto real total de las personas maduras, había una parte no la querían consumir, sino ahorrar. Pero probablemente se deterioraba si la guardaban en físico, de manera que les convenía más venderla y ahorrar el dinero correspondiente. Ahí es es que entran en escena los jóvenes, que la compran con el dinero nuevo. Y los maduros obtienen ese dinero, pero no lo gastan, sino que lo ahorran.
  9. Lo que ocurre realmente es que los jóvenes, antes excluidos, suman a la demanda total de inversión, lo cual tiende a subir la tasa de interés. Esto estimula a los ahorristas a subir su oferta de ahorro (bajar su consumo hoy para subir su consumo mañana), lo cual significa que la oferta de bienes reales para inversión se incrementa, de manera que ese dinero adicional, emitido precisamente en ese monto de incremento de bienes reales para ser comprados por él, no genera inflación.
  10. Vemos que el dinero nuevo además cumple una función social, pues, de no haber sido emitido por el banco, las personas jóvenes no hubieran podido invertir, y producir en próximo período. La función del banco es realmente identificar correctamente a los jóvenes emprendedores que tienen potencial productivo. Y lo hace, porque tiene una pericia especial, que la economía reconoce y remunera: resuelve una “información asimétrica” entre los ahorradores y los inversores. Identifica a los inversores que realmente tienen potencial.
  11. Así se cierra el ciclo: en el próximo período, los antiguos jóvenes, ahora adultos, reciben las notas bancarias de parte de los ya maduros por parte de su producción, y con eso pagan su préstamo del banco. El dinero que se había creado se destruye, pues el banco cancela el registro de crédito en su cuenta T a cambio de borrar en su parte de pasivos, las correspondientes notas bancarias.
  12. Notemos aquí que, cuando las notas bancarias pasan a poder del banco, dejan de ser dinero: el dinero es destruido, en el proceso inverso de su creación anterior. La masa de dinero “sin base en oro” se mantiene, porque vienen nuevos jóvenes a pedir crédito, y el ciclo se repite, por generaciones entrelazadas.
  13. Es importante notar que los “depósitos” que el banco crea como contrapartida del crédito, básicamente permanecen ahí, pues cuando el joven da la nota bancaria al adulto, este último lo deposita en el banco, pues no quiere gastarlo ahora, sino en el próximo período, cuando el joven va a producir. De manera que cuando pasan a manos del adulto realmente sí que son depósitos: lo que pasa es que ese dinero cambia de manos en el proceso de su creación, y permanece como tal hasta ser gastado, cuando se inicia un nuevo ciclo, como decíamos.
  14. Cuando hagamos la historia más compleja, si hay varios bancos, unos competirán con otros por ser los escogidos por los adultos para conservar su dinero en ellos, y pagarán una tasa de interés por eso. Ahí está el origen, realmente, de la tasa de interés “pasiva” de los bancos, que es la que pagan por los ahorros, pues la “activa” es la que cobran por sus créditos. La diferencia entre estas tasas es lo que representa el ingreso del banco.
  15. En un mundo más moderno, las notas circulan de mano en mano, sino que se conservan en el banco como entidades virtuales, y son movilizadas por cheques u otros instrumentos, como tarjetas de débito. Lo que pasa en el banco es que los depósitos cambian de dueño: se traspasan de un propietario al otro.
  16. También pueden cambiar entre bancos, si el adulto decide colocar el cheque en un banco distinto del del joven, y lo que pasa entre los bancos es que ellos hacen una operación entre ellos para netear las transacciones mediante el traspaso de oro, o de monedas y billetes del Banco Central, más modernamente.
  17. Por cierto que un banco privado puede ser una entidad socialista: podría ser una cooperativa. O capitalista, con todas las gradaciones intermedias. Lo cierto es que, hacia afuera, tiene, independientemente de su organización interna, como se explica en el documento Qué Hacer (QH), el mismo comportamiento.
  18. Es bueno hacer notar aquí dos observaciones históricas y de teoría macroeconómica. En primer lugar, nuestro modelo justifica la teoría keynesiana de que el mercado directo entre ahorristas e inversionistas no es suficiente para generar pleno empleo de los factores. En particular, si no se resolviera el problema de la información asimétrica entre ahorristas e inversionistas, no habría suficiente demanda de inversión, y la economía perdería producción y bienestar.
  19. Es necesaria, pues, la creación de dinero “adicional” al de las existencias de reservas (de oro en este caso) para que aumente la inversión a su nivel potencial, y haya pleno empleo de ese factor. En este caso, la emisión de dinero es de parte de los bancos, y no del gobierno, como en el modelo keynesiano simple. Pero cuando introduzcamos el banco central, veremos que se justifica a nivel macroeconómico, en que se habla de agregados de la actividad de todos los agentes, en particular bancos, ahorristas e inversionistas, que el gobierno, a través del banco central realice “política monetaria” para que los bancos jueguen su papel de creadores de “dinero adicional”.
  20. Nuestro modelo, es, pues, una racionalización de la teoría keynesiana de la necesidad de inyección de dinero cuando hay desempleo del factor capital: esa producción que no hubiera sido usada para inversión es una constatación de que la Ley de Say no funciona: la oferta no genera su propia demanda porque el mercado falla. En este caso por información asimétrica, y su resolución requiere la participación de otro agente adicional, el banco, que la resuelve. Y lo hace precisamente con la emisión de dinero nuevo, basado en el crédito, tal como lo planteó Keynes, pero en este caso a partir de la participación no del gobierno, sino de un agente privado. Como veremos, el gobierno, y el banco central, van a ser cruciales para que este mecanismo funcione bien, por lo cual al final sí que se requiere la participación del estado para la resolución de la falla, pues el mercado por sí mismo no lo hace a cabalidad.
  21. Otra observación tiene que ver con el concepto keynesiano de la demanda de dinero. Hemos visto que los bancos se disputan entre sí los depósitos de los ahorristas (los “adultos” en nuestra historia), y por eso pagan una tasa de interés pasiva. Si hay muchos bancos en nuestra economía, y muchas generaciones entrelazadas y distintos períodos de produción y maduraciones de inversión, es natural que siempre haya dinero circulando en la economía agregada, circulando para comprar producción de bienes de capital para inversión. También es natural que mientras más alta sea la tasa de interés, menor sea el tiempo que dura el dinero en circulación, tanto por parte de los jóvenes, como por parte de los adultos. Eso establece claramente una demanda keynesiana de dinero. Pero se ve que el mismo dinero tiene en realidad un solo motivo para ser demandado: el de transacciones. Lo que pasa es que mientras más alta la tasa de dinero, más rápido se hacen las transacciones, por lo cual disminuye la cantidad total de dinero que en un momento dado permanece en la economía. ….
  22. Con respecto a la relación al keynesianismo y el monetarismo, diremos lo siguiente. En nuestro modelo, hay circunstancias en las que la intervención del estado es beneficiosa para mejorar el bienestar, en particular el empleo de factores, debido a las fallas del mercado. Esto está de acuerdo con los postulados keynesianos para circunstancias “normales”. Pero hay ciertas circunstancias en que una inyección de dinero, como lo hemos planteado aquí, no se relaciona con la solución de un problema de falta de crédito que el mercado de capitales no resuelve por sí mismo, ni de una política de redistribución de ingreso, o de política anticíclica (porque el mercado no se autoregula en esta materia, cosa que no hemos tratado con detalle aquí, pero que se conoce en la literatura).
  23. Por ejemplo, si el gobierno tiene una política fiscal insostenible, porque los gastos son recurrentemente superiores a los ingresos reales, el financiamiento de ese déficit por la vía monetaria, si se han cubierto todas las fallas mencionadas, la economía entrará en un modo de saturación con respecto a la cantidad de dinero, y se producirá una inflación inconveniente para el bienestar, en particular para quienes están peor parados en la distribución de poder de mercado, como los trabajadores, y los pobres en general. Se benefliciará el gobierno, por la vía de impuesto inflacionario-señoreaje, y los monopolios y oligopolios, y en general dueños de capital frente a quienes no lo son.
  24. Es en este caso que la teoría cuantitativa del dinero sí que funciona, como se ha documentado econométricamente, sobre todo en economías hiperinflacionarias. El asunto aquí es que la política monetaria no se ha usado para corregir la falla de la ley de Say, sino que se ha pasado por encima de esa falla en una economía en que la capacidad de producción interna, en particular de los bienes transables, está limitada por la sobrevaluación, la competencia desleal de importaciones baratas por parte el gobierno, y por inseguridades institucionales para la inversión privada. Es el caso de Venezuela en las actuales circunstancias, en que la cantidad de dinero base emitido ha crecido a tasas muy superiores a las del producto por varios años consecutivos, determinando que lo que se incubó en términos de potencial inflacionario, se ha desatado en el 2013.
  25. Para economías con estanflación....


Préstamos, créditos, capital de riesgo y fallas del mercado de capitales

  1. Algunos lectores detallistas, conocedores de la materia económica, todavía estarán escépticos con lo de la creación de dinero endógeno y su función en la economía. Si tuviéramos todos los supuestos clásicos del equilibrio competitivo, esto no debería ocurrir, realmente.
  2. Por ejemplo, si hubiera información simétrica y completa en lo temporal y en materia de estados posibles de la incertidumbre, todos los agentes económicos sabrían quién sería productivo en el futuro. De esta manera, los adultos podrían prestar, ellos mismos, todo el ahorro que quisieran a los jóvenes emprendedores con potencial. Se trataría de “préstamos”, no tanto de “créditos”.
  3. Pero esta es una de las fallas del mercado: hay información asimétrica e incompleta. Y aquí es que entran los bancos que no solo cumplen la función de “mayoristas y minoristas” del préstamo, en el sentido de que reúnen todas las pequeñas partes de ahorro de los adultos, las acopian en sus bóvedas (las reservas de oro en nuestro ejemplo sencillo), y las distribuyen otra vez “al por-menor” a los inversionistas.
  4. Como los adultos no saben realmente el potencial futuro de todos los jóvenes, habrían algunos a quienes no prestarían, porque no confían en ellos. Darles préstamos sería como “darles crédito”, confiar en algo de lo que no están seguros, ni mucho menos. Si no estuvieran los bancos, habría jóvenes que se quedarían sin invertir, y habrían adultos que tendrían que consumir más del producto de lo que hubieran deseado. En otras palabras, el ahorro realmente deseado no se hubiera convertido en inversión.
  5. Esa es la función del banco que permite crear dinero: resolver una falla de mercado, que permite aumentar el ahorro para llevarlo al nivel realmente deseado por la sociedad, y aumentar la inversión a lo realmente posible en la sociedad. El dinero nuevo, endógeno, es lo que permite hacer esto. Aquí también está, de paso, el verdadero origen de lo que hoy se denomina “capital de riesgo”, que consiste en un “capital” (crédito) que se da a unos jóvenes emprendedores, como por ejemplo los informáticos que cuando empezaron no tenían ningún “colateral” para hipotecar ante un banco, que sin embargo les dio crédito para emprender esos proyectos, que terminaron al final siendo sumamente exitosos, como sabemos.
  6. Colateral es una forma de riqueza, más que todo física, que se da como “hipoteca” a un banco, para ser usado como garantía en caso de que la inversión no tenga éxito. Lo que hemos descrito para la creación de dinero endógeno no requería esto a propósito, para enfatizar la solución pura de la falla de información asimétrica y completa en el mercado de capitales: si los bancos no hicieran esto, la sociedad sufriría por la ineficiencia de la falta de uso de todo el potencial de ahorro e inversión.

La “base monetaria”

  1. Esta historia nos permite ver algo nuevo en el dinero: su base no es necesariamente el oro, sino el crédito. Y, a través de esto, la producción futura. Así que es el potencial productivo futuro de la economía lo que da fundamento al valor del dinero, si nos concentramos en esa parte de la cuenta T del banco: el valor actual del dinero emitido, que implica que es aceptado como medio de pago de bienes producidos hoy, está fundado en la creencia de que en un futuro quien lo usa para comprar esos bienes va a poder reponerlos con producción de nuevos productos.
  2. De hecho, hoy por hoy, más del 90% del dinero en el mundo es dinero bancario. Dinero de este tipo, que tiene como base la salud de la economía actual por la fe en su futuro.
  3. A pesar de esto, las reservas van a jugar un papel importante para la gente, como reserva de valor de última instancia, podríamos llamarlas, como iremos viendo abajo.
  4. En particular, cuando veamos la situación de los países pequeños en un mundo sin banco central mundial que los proteja, veremos que la cantidad de reservas internacionales como activos de sus bancos centrales, van a ser un mecanismo importante de “auto-aseguro” si escogen un régimen de tipo de cambio flotante, como proponemos en este documento.


Auto-préstamos y regulación bancaria

  1. Pero hay dos problemas. Uno, que el banco tiene la tentación clara de darse crédito a sí mismo, por ejemplo a través de empresas productivas relacionadas. Esto, aparte del aumento de poder injustificado de la banca, tiene el problema de que no se otorga el crédito objetivamente, a quien tiene potencial de producción, sino a quien se escoge. Ese poder no otorgado, ni ganado socialmente, es como el de un dictador, en materia política, que decide beneficiar solo a algunos de los ciudadanos de su gobierno, y no a quien más lo necesita y quien lo usaría mejor para el provecho de todos.
  2. Por supuesto que eso crea corrupción privada e ineficiencia social: son favorecidos quienes tienen más poder económico, y no quienes tienen más productividad. La teoría que defiende al mecanismo de mercado a ultranza dice que ese problema se auto-corrige porque los bancos que incurren en esta práctica, al final son menos eficientes, porque incurren con más frecuencia en créditos morosos o impagos, y quiebras. Esto ahuyenta a los clientes, tanto ahorristas como inversionistas auténticos.
  3. Pero la historia muestra que aunque en teoría esto funciona, hay elementos de evidencia empírica clara de que los bancos, si no se regulan fuertemente por una autoridad adecuada (el Banco Central, y/o una Superintendencia de Bancos), incurren en este abuso de poder. Esto es lo que ha ocurrido, por ejemplo, en la crisis financiera mundial de 2008, en que quedó claro que los bancos de Estados Unidos no eran regulados apropiadamente por el Banco Central de ese país (el Banco de la Reserva Federal), y se hacían auto-préstamos, lo cual devino en un desfalco a los clientes de los bancos, y al público en general a través de los “rescates” de esos bancos en problemas, que al final no pagaron sus responsabilidades.


Corridas bancarias

  1. El segundo problema es el de las “corridas bancarias”. Como lo hemos pintado, no parece, pero las inversiones productivas son intrínsecamente riesgosas. Imaginemos que el proyecto de las cien notas bancarias fracasa: viene una sequía, que hace que lo sembrado en maíz se pierde por completo. Entonces, en el período siguiente, el de la falta de producción de maíz, los ahora maduros, encontrarán que sus ahorros no tienen la capacidad de compra de antes, pues, como hay menos bienes reales, el papel moneda que tienen ahorrado en el banco empezará a valer menos: habrá inflación.
  2. Eso hará que muchos de los maduros preferirán conservar su riqueza en oro: sus notas bancarias, que dicen que son convertibles en oro, uno a uno, valdrán más si se convierten en oro que si se convierten en bienes de consumo (pues con oro pueden comprar bienes en el exterior, por ejemplo). Por eso, muchos irán al banco a “retirar” su “dinero ahorrado”: a retirar “su” oro (notemos que ponemos comillas, pues ellos realmente nunca depositaron oro, como vimos, sino que aceptaron unas notas que decían que valían tanto en oro).
  3. Como esto es generalizado, llegará un momento en que el banco no podrá responder a todos los retiros, por la sencilla razón de que hay cien monedas de oro, y doscientas notas bancarias. No hay para todos. Indudablemente, pues, va a haber inflación, tanto porque los bienes de consumo escasos se valorarán más que antes en términos de las notas bancarias, como porque el oro mismo empezará a valorarse más en términos de esas mismas notas. Por un lado habrá inflación, y por otro lado “devaluación” de un dinero en términos del otro: las notas bancarias empezarán a cotizarse en un valor menor en términos del oro.
  4. Eso ocurre cuando hay “riesgo agregado”: si toda la economía experimenta un shock negativo de producción real. Cuando se trata de un país, y los bancos tienen, en vez de oro, divisas como reservas, la “corrida” es contra la moneda nacional, y se da devaluación con inflación, por lo que decíamos. Pero, volviendo a nuestra economía sencilla, también puede ocurrir “riesgo ideosincrático” solamente, que se refiere a que a unos productores les va mal, pero a otros les va bien. Y en promedio, hay una compensación.
  5. Supongamos que el banco maneja adecuadamente su “cartera de crédito” (su conjunto de créditos), diversificando el riesgo, para que los proyectos malos sean compensados por los buenos. Esta es una situación típica, en que el mismo mercado, a través de otras instituciones financieras que se llaman “empresas de seguros”, puede intervenir para asegurar a todos, de manera que aquellos a quienes les va bien, costean las tragedias de aquellos a quienes les va mal, porque estos, previamente, pagaron una “prima de riesgo” para cubrirse de la incertidumbre. Es un costo que se paga voluntariamente, y quizá el banco mismo es el agente de seguros, como supondremos (los “bancos universales” tienen otras funciones, además de otorgar créditos y manejar depósitos).
  6. El problema de corrida viene cuando circula el rumor de que un banco ha otorgado demasiados créditos malos, y que el sistema de seguro no va a poder garantizar que los depositantes van a poder retirar su oro. Como las doscientas notas van a ser cambiadas por oro a la vez, mucha gente perderá su dinero. Esta posibilidad es la que hace que la corrida en realidad sea una estampida a la taquilla del banco, que termina quebrando, porque no puede hacer frente a sus obligaciones.
  7. Lo peor es que esto puede ocurrir también si el banco en cuestión tiene bien manejada su cartera de créditos, y su riesgo, solo porque se corre la voz de que habrá una corrida. La corrida entonces significa que la gente va de golpe a retirar su oro, pero el banco, no teniendo suficiente, pretende hablar con la gente, ofreciéndole “papeles” que garantizan que es propietario de los créditos que se ofrecieron. Incluso si esos créditos fueran buenos, la gente puede no aceptar esto, y no lo va a aceptar en general, y el banco quiebra. El rumor de que va a haber corrida se transforma en profecía autocumplida: como había rumor, y la gente lo creyó (lo “profetizó”), habrá corrida.
  8. Este es el caso clásico de corrida bancaria que es ineficiente para la sociedad, y se relaciona con la diferencia de “liquidez” entre las notas bancarias, y los “activos financieros” representados por los créditos otorgados a empresas productivas, que el banco puede ofrecer vender a terceros, a sus clientes dueños de sus notas bancarias.

Cierre de taquilla y control de cambios

  1. Lo que ha ocurrido en la realidad es que cuando un banco observa una corrida, porque hay una estampida de gente que se agolpa en su taquilla, decide cerrar el banco, y entrega reservas solo a las personas que decide: se establece un racionamiento de las reservas de acuerdo al criterio del banco.
  2. Es bueno notar de una vez que en situaciones de corridas bancarias, los dueños del banco, y sus empresas relacionadas o “favorecidas”, son con frecuencia las primeras en recibir reservas en ese racionamiento, como ha ocurrido en Venezuela, y en otros países débiles en regulación bancaria. Los banqueros entonces tratan de huir del país con todas esas reservas (primero obtienen de su propio banco sus monedas y billetes, y luego los convierten en dólares, y se fugan del país).
  3. Volviendo al punto, si el banco no es suficientemente solvente, la medida de cerrar la taquilla será permanente, pues no habrá manera de convencer a la gente de conservar sus depósitos en ese banco, aunque suba sus tasas de interés, y con esto se deprecien sus notas adicionalmente con respecto a las notas de los bancos solventes.
  4. Si el banco es solvente, tendrá la posibilidad de convencer en un tiempo prudencial a la gente de esto, y puede elevar su tasa de interés sobre depósitos y medidas similares para recuperar la confianza en un tiempo limitado.
  5. Esto de cerrar la taquilla será importante para nosotros en el análisis de las posibilidades de políticas cambiarias, pues corresponde exactamente a la medida de control de cambios conocida por nosotros en Venezuela, que se ha tomado cuando ha ocurrido una “corrida contra el país”, contra el bolívar, con la gente demandando dólares para conservar su riqueza.
  6. Como veremos, el control de cambios implica un racionamiento de las divisas, como en el caso descrito de los bancos cuando cierran su taquilla por una corrida. También implica que la medida de control de cambios podrá ser temporal o permanente, dependiendo de la solvencia del país: si el país está solvente, como ocurrió en Venezuela en 2002-2003, que podía recuperar su producción petrolera luego del paro petrolero, la medida debería ser temporal. Si no es solvente, debería ser permanente.
  7. El error en Venezuela fue que la medida se hizo permanente, cuando debería haber sido temporal.


Liquidez

  1. Como un paréntesis, aprovechemos para aclarar que el grado de liquidez de un activo financiero depende, como su nombre lo sugiere, de su grado de aceptabilidad como medio de pago, su capacidad de fluir entre manos en los intercambios, no solo para compra y venta de bienes y servicios, sino también de activos financieros, incluyendo las diversas formas de dinero e instrumentos de deuda, como bonos, préstamos, créditos.
  2. El oro, o las divisas, son lo más líquido. Luego las monedas y billetes emitidas por un banco central, que luego introduciremos. Después las notas bancarias que estamos mencionando (los “depósitos” en “cuenta corriente”, manejados a través de cheques o de tarjetas de débito); luego los depósitos de ahorro; luego los bonos emitidos por el gobierno; después los emitidos por empresas; y así, hasta llegar a bienes inmuebles ofrecidos como hipotecas, o bienes reales “embargables”, como tierras, minas, reservas petroleras, etc.

Solvencia

  1. Volviendo a nuestro asunto, notemos que las corridas, si pueden ocurrir contra un banco “solvente”, ocurrirán con más razón a un banco que maneja mal su cartera de créditos, y un porcentaje grande de ellos se han otorgado a empresas que no tendrán éxito.
  2. Sin meternos en más detalles, diremos que un banco es más solvente mientras mejor sea su cartera de crédito y mientras más grado de liquidez tengan sus activos. Notemos que la palabra “solvencia” tiene que ver con liquidez (en el diccionario, un solvente, generalmente líquido, convierte en más líquido algo espeso).
  3. Tengamos en cuenta también, para propósitos posteriores de los regímenes cambiarios, que la solvencia viene no solo del manejo gerencial de la cartera de créditos del banco en cuestión para diversificar el riesgo (lo hace por ejemplo, dando crédito no solo a una heladería, a la cual le va bien cuando hace calor, sino a una empresa de abrigos, que le va bien cuando hace frío). Viene de sus clientes: de la productividad y tasa de ganancia de sus inversiones, además de la diversificación ínter-empresas.


Reservas y tasa de cambio

  1. Retomando el ejemplo histórico, por ser los activos del banco más líquidos, al oro se le llamó “reservas”, pues servían para hacer frente a posibles corridas. Los bancos más solventes desarrollaron, de manera natural, unas notas bancarias más fuertes que las de los bancos menos fuertes. Se dio, pues, un régimen de flotación de tasas de cambio entre las distintas monedas de los bancos privados.
  2. A primera vista suena extraño que las notas de los distintos bancos, teniendo todas nominalmente el mismo valor, pudieran tener valores distintos en la práctica, en términos reales, pues en su cara decían su valor en monedas de oro, el mismo para todas. La razón es que los bancos más riesgosos, para así atraer más depositantes, pagaban más intereses, y/u ofrecían más ventajas en términos de cobro de comisiones por transacciones con los depósitos.
  3. Para efectos de aplicación posterior al tema cambiario, notemos que si un banco en una región da créditos a empresas más productivas que otro de otra región, entonces será más solvente que el segundo, naturalmente, pues el retorno de su crédito está más asegurado. Por esto, su dinero valdrá más que el dinero del segundo banco, como explicaremos con un ejemplo sencillo ahora.
  4. Si hay flujo de capitales entre las dos regiones, esto debería igualarse por esta vía con el tiempo, pero si hay trabas, como en el entorno internacional, esto puede perdurar.

Tasa de interés y valor de un activo financiero

  1. Es sabido que si un activo financiero ofrece una tasa de interés mayor, su valor de mercado es menor, y viceversa. Brevemente, esto se puede ver si pensamos en un bono de caducidad de un año que paga 10% de interés anual, comparado con otro que paga 20%. Si valieran lo mismo los dos, por ejemplo 100, entonces todo el mundo vendería el que paga 10% y compraría el de 20%, pues con este último ganarían 20 de interés, mientras que con el primero solo 10.
  2. Para que hubiera indiferencia entre los dos, que es lo que nos interesa para ver la correspondencia entre el valor y la tasa de interés, el segundo debe valer menos en valor de mercado, a pesar de que nominalmente los dos digan en el papel que valen 100.
  3. Para calcular el valor de mercado del segundo, suponiendo que el valor de mercado del primero es 100, igualemos el retorno total al final del año de los dos bonos, y, usando las tasas de interés respectivas, veremos que el segundo tiene que valer en términos reales (de mercado), 91,67, que es menos que 100.
  4. Si P2 es lo que queremos hallar, esto se calcula despejando P2 de la igualdad 100(1+0,1) = P2(1+0,2).


Bancos líderes

  1. Lo que ocurrió es que se desarrollaron bancos más prestigiosos que otros, que también se hicieron más grandes. Naturalmente esos bancos tendían a tener menos reservas como porcentaje de sus activos, notablemente sus créditos. Por lo cual tenían más capacidad de crear dinero bancario: la “tasa de reservas”, de reservas sobre depósitos es endógenamente baja para ellos.
  2. La razón lógica es que, como el riesgo es menor en cuantía total, la gente tiene más confianza en las notas correspondientes, y en promedio las convierte menos en reservas. Esto viene de que no solo hay diversificación de riesgo, recordemos, sino de que la mayor productividad de sus clientes baja la tasa de interés global que ese banco tiene que pagar, que es un indicador de que hay menos riesgo de retiros nerviosos de depósitos.
  3. Y a pesar de esto, con tasas de interés mas bajas sobre depósitos, su dinero valía más que el de otros bancos en términos reales. De ahí se deriva que el valor diferencial de su moneda con respecto a otra venía, no de la cantidad de reservas que lo “respaldaba”, sino de la cantidad y calidad de créditos en que se basaba.
  4. He aquí, pues, un sólido argumento para establecer que la verdadera base monetaria era el crédito, y no las reservas. Aunque al fin y al cabo, ambas eran base, tanto la cantidad, como la calidad del crédito constituía la mayor parte de la base del dinero emitido por la banca, que cada vez más representaba el dinero en circulación en la economía, no solo de Inglaterra, sino del mundo entero, como dijimos cuando hablamos de que más del 90% del dinero mundial es dinero bancario.


Mercado de capitales imperfecto

  1. Algunos de los lectores a estas alturas ya se habrán dado cuenta de que si el mercado de capitales de ahorro y de inversión fuera de competencia perfecta, no podría haber tasas de interés distintas entre los bancos, y bancos más solventes que otros. En un mercado competitivo se da la “ley de un solo precio”, pues si alguien está cobrando más que otro en un mercado de legumbres de igual calidad y localización, por ejemplo, nadie le compraría.
  2. Pero el supuesto que estamos haciendo, de ausencia de competencia perfecta, es crucial para la aplicación que queremos hacer de la teoría: a nivel mundial, los diferentes países tienen circunstancias muy distintas de tipo político, institucional y económico.
  3. Como es sabido, no hay movilidad perfecta de factores, en particular de capital, además de que hay un gran poder de mercado en las instituciones financieras: mucha monopolización y oligopolización. Es por esto que estamos partiendo de que la realidad del mercado descrito implica que hay diferencias en solvencia y en tasas de interés, y en tasas de ganancia, y en riesgos, en las instituciones financieras descritas.
  4. Esto no hace más que tomar en cuenta las conocidas fallas del mercado de capitales, cuyo principal componente es el de “mercados incompletos” en un entorno de incertidumbre, que lo que dice es que hay infinidad de estados de espacios de probabilidades que no tienen mercado (por tanto, muchos riesgos contra los cuales no hay seguro).
  5. Esto, además de las fallas de poder de mercado, información incompleta y asimétrica, etc., que ocurren no solo a nivel internacional, donde es más notable, sino también a nivel de un estado nación a pesar de que hay similitudes institucionales y legales.


Bancos líderes con tasas de interés activas y pasivas más bajas

  1. Ya hemos establecido porqué las tasas pasivas (las pagadas a los tenedores de depósitos) son más bajas en el banco líder. Hemos dicho también que esos bancos atienden a una clientela más productiva. Podría parecer paradójico que un banco más solvente atiende a clientes a quienes cobra una tasa de interés menor sobre sus créditos, cuando en teoría son más productivos. Si lo son, tendrían que tener tasas de ganancias más altas, según dice la intuición, y estarían en capacidad de pagar más intereses a los bancos, que lo tendrían en cuenta para cobrarles más.
  2. Pero la aparente paradoja se resuelve por lo siguiente, para lo cual debemos pensar en islas con cierta separación para entenderlo mejor, pues al final lo vamos a aplicar al contexto internacional, que es lo que nos interesa: El capital fluye hacia donde hay más ganancia, por lo que, por los “rendimientos decrecientes” del capital físico, mientras se emplea más capital, menos tasa de rendimiento tendrá. Es la constatación práctica de que, si en un lote de tierra grande, se comienzan a meter tractores, al principio su productividad por unidad de capital físico en rendimiento de la tierra es alto, pero si se meten más y más, los tractores adicionales producen menos, porque se molestan unos con otros.
  3. No profundizaremos aquí en el hecho de que el precio que determina la inversión es la tasa de interés activa. Solo comentaremos que es natural: mientras más barato te cobran por un préstamo para inversión, más inviertes. Así que bajas tasas de interés activas implican altos niveles de inversión, y por tanto bajas tasas de rendimiento, y por tanto relativamente bajas tasas de ganancia.
  4. Así se ve, pues, que los clientes de un banco líder son productivos, pero tienen relativamente poca tasa de ganancia porque operan a mayores cantidades de negocio en términos relativos. Es una realidad empírica que, en promedio, la tasa de ganancia de las empresas en los países más poderosos económicamente es más baja que en los países menos poderosos.
  5. Finalmente, los bancos líderes tendrían que tener más poder de mercado. Pero las tasas de interés más bajas podrían implicar tasas de ganancia más bajas. Esto no es necesariamente cierto, pues lo relevante para el negocio bancario es el “spread”, o diferencial de tasas de interés entre las que se pagan a los ahorristas (pasivas), y las que se cobran a los inversionistas (activas). El que estas dos tasas sean menores para los bancos líderes es consistente con un diferencial de tasas de interés algo más elevado.


La tasa de cambio

  1. Si el cálculo que hicimos para los bonos lo aplicamos a dos notas bancarias distintas, con la diferencia de tasas de interés mencionada, veremos que hay un tipo de cambio de mercado entre los dos dineros, que no es de uno, sino de 1,09 notas del banco pequeño por cada nota del banco líder.
  2. Para ver esto, si un banco menos solvente emite un bono anual como el mencionado, pero de valor uno, que paga 20% de interés anual, eso sería equivalente a emitir una nota bancaria que vale uno nominalmente, pero que compra 0,9167 notas del banco solvente, teniendo en cuenta el cálculo que hicimos arriba. La cifra de 1,09 viene de dividir 100 entre 91,67, usando el cálculo anterior de valores relativos entre bonos. En otras palabras, 1,09 notas de las emitidas, valen una nota de la del banco solvente, como dijimos.
  3. Vemos entonces que la tasa de cambio, como un precio entre dos monedas distintas, expresa el valor relativo de cada una de ellas. Y ese valor se refiere a la solvencia del banco emisor. Por lo tanto, el valor relativo de las monedas depende principalmente del fundamento económico que la respalda en términos de retorno real de la inversión realizada a partir del crédito del banco respectivo.
  4. De hecho, debemos pensar en el dinero del banco más solvente como la unidad de cuenta en este sistema, pues de manera natural, se convierte en una referencia para los demás bancos, y de ahí a unidad de cuenta solo hay un paso.
  5. Como se trata de un sistema de precios relativos, la tasa de interés que paga el banco líder por sus notas puede ser en teoría cero. Y de hecho, lo ha sido históricamente: el retorno del dinero líder es cero (al interior de un país, esto lo ve uno al observar que tener un bolívar en el bolsillo, a pesar de que es un pasivo para el banco central, no le genera ningún interés).


Dinero bancario líder, o “divisas”: dinero interbancario

  1. Antes de la creación de los bancos centrales, es natural pensar que las transacciones entre dos bancos “pequeños” se saldaban, no con oro, sino con las notas emitidas por el banco más solvente. Nos referimos a que si un banco pequeño recibía de sus clientes cheques contra el otro banco pequeño, y este último, a su vez, recibía cheques contra el primero, entonces lo que hacían los bancos era calcular el neto de esas cuentas deudoras.
  2. Pero ese neto no podía ser pagado, naturalmente, por notas del banco pequeño deudor, pues el acreedor no iba a aceptar eso, porque necesitaba hacer negocios con otros bancos, que no le iban a aceptar como medio de pago esas notas del otro banco pequeño. Debía ser pagada por oro en reservas, o, como ocurrió por motivos de conveniencia (es muy difícil cargar oro, sobre todo por mar, en esa época -y en la actual también!) con notas del banco que fungía como el emisor de las notas que representaban la unidad de cuenta.
  3. Así, la historia nos muestra que esas notas se constituyeron en las unidades de cuenta, en primer lugar, por valer uno a uno con el oro. Segundo, se transformaron también en medio de cambio entre bancos pequeños, y por tanto, en reserva de valor, y en reservas bancarias propiamente dichas en esos bancos: se convirtieron en las “divisas” de circulación en el resto de la economía.
  4. De hecho, imaginemos que extendemos nuestro modelo de bancos a una situación en que cada banco está en una isla, y atiende la economía de la misma. Una de ellas tiene una economía con poco riesgo y productividad superior. Cada isla tiene su economía interna, pero tiene relaciones económicas con el exterior, pues hay especialización. Si entre dos islas con bancos pequeños, no tan solventes, se realizan transacciones, que son en este caso importaciones y exportaciones, es de esperarse que ocurra lo que se describió: el neto de la transacción es pagado, ya sea con oro, o con las notas del banco más solvente en este mundo de islas (o con deuda “internacional”). Dados los problemas de transporte de oro por mar, es de esperarse que se opte por lo más práctico: el pago con notas del banco más solvente.


Supuesto de las islas

  1. Es bueno aclarar que en una economía nacional los bancos no están en territorios separados. Ni siquiera internacionalmente. Pero este supuesto de islas es muy útil para efectos posteriores de aplicación de la teoría al contexto internacional, en que cada país tiene circunstancias político-institucionales y económicas diferentes, con regulaciones bancarias que difieren. Sobre todo, bancos centrales diferentes, y políticas monetarias y cambiarias diferentes. Por esto el supuesto va a ser no solo útil, sino que también va a tener un gran grado de realismo. Además es didácticamente muy útil, como se irá haciendo evidente.
  2. Generalizaciones al fenómeno de transnacionalización del capital bancario y productivo son en realidad fáciles de acomodar al modelo inicial, sobre todo porque la realidad de los estados-nación diferenciados en el mundo es un determinante real muy relevante para este análisis económico. La idea de bancos líderes y países líderes y mayor poder de mercado (poder monopólico y oligopólico) asociado con ellos nos va a permitir acomodar de manera natural el fenómeno de imperialismo económico y político, como veremos.


Bretton Woods: dólar como divisa y “reservas internacionales”

  1. Esta historia muestra de manera natural, si se extiende el ámbito de aplicación del modelo al mundo entero, porqué el dólar de Estados Unidos se convirtió en la divisa internacional, sobre todo luego del acuerdo de Bretton Woods, que estipulaba que el dólar era unidad de cuenta, medio de cambio internacional, y reserva de valor, con la condición de que fuera intercambiable, uno a uno, por oro.
  2. El “patrón oro” es un régimen internacional anterior a este, que consiste en que las transacciones netas eran hechas en oro, y no en dólares. De manera que, mientras en el sistema de Bretton Woods los países guardaban dólares como reservas, y era la referencia para valuar sus monedas, con un tipo de cambio fijo del banco más solvente, podríamos decir, en el sistema de patrón oro se guardaban reservas de oro por la misma razón, y con el mismo tipo de cambio fijo al interior de los países.


Tipo de cambio fijo y entidades de ahorro y préstamo

  1. Si un banco o isla que no es líder (pensemos en Venezuela), decide, por razones no consideradas aquí, imponer por decreto que sus notas tienen una paridad fija con respecto a las notas del banco o isla líder (pensemos en Estados Unidos), tiene que pagar un costo, naturalmente.
  2. Recordemos que cualquier banco en la economía en cuestión tiene una tasa de reservas sobre depósitos endógena: es la tasa que le permite hacer frente a los retiros de los clientes, y saldar las deudas netas con otros bancos pequeños, o con el banco grande.
  3. En términos de países, las reservas permiten saldar los déficits de exceso de importaciones de la isla con respecto a sus exportaciones, suponiendo que el banco es el banco de todos los nativos de la isla, como habíamos dicho.
  4. El costo mencionado, pues, tiene que ver con un aumento considerable de la tasa de reservas. En realidad, si no hubiera otros beneficios ofrecidos a los depositantes (y por tanto otros costos asumidos por el banco), la tasa de reservas tendría que ser de cien por ciento en este caso.
  5. Es lo que llamamos dolarización en el ámbito internacional, un fenómeno que ocurrió en algunos países pequeños luego del rompimiento del acuerdo de Bretton Woods. La razón es que nadie estaría dispuesto a aceptar una nota bancaria riesgosa que paga cero interés: si el banco o país en cuestión se compromete a pagar una nota suya por una nota del banco o país líder, como se exige en un régimen de tipo de cambio fijo, todo el mundo iría a cambiar sus notas riesgosas a cambio de la que no tiene riesgo.
  6. En equilibrio, nadie desearía tener la nota riesgosa. Por lo tanto, las reservas tendrían que ser del cien por ciento con respecto a las notas emitidas. En otras palabras, el banco o país en cuestión perdería totalmente la capacidad de emitir sus propias notas.
  7. Si estuviéramos hablando de lo que pasa con un banco que decide hacer esto al interior de un país, el mismo se convertiría en lo que hoy por hoy conocemos como “entidad de ahorro y préstamo”, que no es un banco como los que hemos descrito, sino una entidad que recibe depósitos, materialmente hablando, de unas personas que quieren ahorrar su dinero, y las presta a otras, que quieren invertir. Pero el dinero depositado sería el del banco líder, o banco central si lo hay.
  8. Si hablamos del mundo de islas, o del entorno internacional, si una isla o país decide hacer esto del tipo de cambio fijo, las notas que circularían en esa isla o país serían las de la isla o país líder. En el mundo actual: habría dolarización en esa economía.
  9. Vemos aquí, aunque lo explicaremos más abajo, que el banco o el país en cuestión perdería toda su capacidad de crear dinero, y con esto, su capacidad de expandir el crédito cuando hay información asimétrica entre los ahorristas y los inversionistas con potencial.
  10. La economía de la isla sufriría como consecuencia de esa pérdida de capacidad de creación de dinero endógeno. Otras pérdidas serán detalladas abajo, cuando hablemos de esto en el contexto de los países en ausencia de un banco central mundial.


Contagio

  1. Ahora bien. Antes de introducir los bancos centrales en el modelo, mostremos que hay un problema adicional de las corridas bancarias: el “contagio”. Cuando hay una corrida contra un banco, se corren rumores entre la gente que son clientes de otros bancos. Y para evitar el riesgo que implica no poder convertir sus notas en oro, esta otra gente, con frecuencia, también corre a la taquilla de su banco a liquidar sus depósitos.
  2. Como cada persona empieza a pensar que los demás lo harán, entonces lo hacen. Se cumple lo que presumieron porque actuaron en consecuencia, y la corrida se generaliza, por el efecto contagio. Esto puede arrastrar a todos los bancos del sistema, y tener efectos muy nocivos sobre la economía, como se podrá imaginar, y no expondremos aquí.
  3. Solo mencionaremos uno de esos efectos, de largo plazo: la confianza en el sistema bancario baja, por lo que la capacidad de la banca para generar créditos baja, lo cual afecta negativamente a la economía.